sábado, 21 de abril de 2018

Modo avión.



 La realidad es
que no dejo de pensar
en las de secuencias fotográficas que tengo de ti.

No puedo quitarme el abrigo
porque me sentiría desnuda
con tanto invierno en el cuerpo.

Caminar hace que deje de darle vueltas a las cosas,
el aire en los pulmones sienta bien
aunque esté contaminado.

No quiero darme la vuelta ni mirar atrás,
esta vez no está permitido.


¿Cómo he podido estar tan ciega?

Siento no haberme dado cuenta antes
de ver quién eras
tras esa máscara.

Me creí todas tus mentiras,
tu manera de fingir como me querías entre palabras
para luego ver los hechos que determinaron lo que fue.


Los incendios ya no se propagan por la habitación,
todo se está apagando a medida que la venda cae.
He conseguido llegar a la puerta,
sujetarla,
respirar, y…
aún no he logrado salir...
pero sé que falta poco para mi partida. 


Para no volver a este lugar que tanto me ha destruido.
Para no volver a revivir las ganas
de seguir luchando por algo que te dedicabas a matar con tus manos. 


Quédate con tus rotos,
con tus días de tristeza
y ya no tengas a nadie que te escuche.
Ya no quiero verte llorar,
no quiero aguantar más cómo he tenido que joderme
y tú hayas huido hacia otros brazos u otro lugar.
Ya ni me importa si me reemplazas, o si no fui suficiente.
Sé que lo di todo, que me dejé la piel por ti.
Cuando tú, me acabaste matando con excusas.


No vuelvas arrepentida cuando veas lo que pierdes.
No vuelvas para seguir jugando.
No vuelvas si no vas a reparar los destrozos.
Mejor aún, no vuelvas.

Déjame darme mi oportunidad.
Y a ti, que te jodan.

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